lunes, 28 de octubre de 2013

Cortar por lo sano

INTRODUCCIÓN

    Soy consciente de la poca aceptación que los sauces tienen en el mundo del bonsái, pero cuando allá por el mes de marzo me tropecé con el protagonista de nuestra historia de hoy, no me lo pensé dos veces.

    Todo se desencadenó a raíz de un paseo cotidiano, de los que suelo dar con frecuencia por el campo y zonas boscosas próximas a mi casa. Ese día descubrí un ejemplar de Salix capreae que me llamó la atención. Se trataba de un arbusto que crecía en la linde de una finca a la que hacía poco que habían pasado la desbrozadora con un tractor. El ejemplar tenía toda la pinta de haber sido castigado durante mucho tiempo, podándolo salvajemente e incluso reduciendo de forma drástica su altura con la ayuda de motosierra. Se adivinaba también el efecto del empuje de la maquinaria sobre él, no en vano había sido inclinado y dañado en alguna parte del tronco. Acompaño esta pequeña introducción con una foto del entorno en el que malvivía la planta.


    En esta otra toma ya se vislumbra el sauce, está situado a la derecha de la imagen.


    Y aquí ya vemos a la planta de cuerpo entero, en principio nada espectacular...


    ...pero es que a mí lo único que me interesaba era la parte superior de la misma.



Y NOS METEMOS EN HARINA

    Teniendo constancia de primera mano de la facilidad con la que los sauces enraizan, no me lo pensé dos veces, me armé de serrucho y corté por lo sano.


    Este método de recolección tiene la ventaja de que sólo te llevas parte del árbol, quedando el resto, vivito y coleando, en su lugar de origen.

    El aspecto que presentaba la pieza recién cobrada era este:


    A pesar de haber sido podado fuertemente todos los años, esta especie reacciona siempre emitiendo un sinfín de nuevas varas. En este caso decidí podarlas a dos o tres yemas. Esto me iba a facilitar el transporte y, al ejemplar, le iba a acarrear un ahorro de energía que sin duda agradecería.


    Como nunca se sabe lo que te puede pasar en plena Naturaleza, esa tarde me hice acompañar de mi perro guardían, jejeje.


    Ya a las puertas de casa me hice esta foto en la que se puede apreciar mejor la dimensión del "megaesqueje". Si os fijais en el espacio que hay entre mis dos manos podréis observar un corte rectilineo, provocado por una reducción de altura con motosierra.


    Más de cerca.


    Ese día me acompañó mi hija, que aguantaba, no sin cierta dificultad, del sauce mientras posaba para la foto.



LA PLANTACIÓN

    Tenía por casa una maceta grande de barro que pesaba un quintal. No la había utilizado la temporada anterior porqué siempre encontré soluciones de menos peso para los árboles que tuve que plantar. Pero en este caso ese gran peso jugaba a mi favor, ya que debido al ángulo en el que quería plantar al sauce tendía a cabecear. Al tener el tiesto un gran peso, unido al del propio sustrato, contrarestaban perfectamente la fuerza que el ejemplar hacía para caer. Os lo muestro ya en su nueva ubicación.



¡ Ufff, cuánta madera para trabajar !


    La corteza es bonita y denota la edad del ejemplar. Aunque es una especie de rápido crecimiento, el hecho de haber sido podada anualmente durante largo tiempo hace que, posiblemente, tenga muchos más años de los que aparenta.


    Aunque la madera del sauce es difícil de mantener, este ejemplar presenta algunas zonas interesantes. Tendré que poner toda mi atención en conseguir prolongar su longevidad.




A DÍA DE HOY 

    Naturalemente el sauce arraigó con reltaiva facilidad, aunque bien es cierto que le ayudé con la aplicación de hormonas y con la disposición de un plato lleno de agua debajo de la maceta. En esa situación ha estado hasta este pasado sábado, día en el que decidí sacarle ese reservorio de agua y tirarle unas fotos para que pudiéseis ver como se encontraba.

    El crecimiento ha sido brutal, siendo buena muestra de ello las fotos que adjunto a continuación.





    Aproveché el momento para hacerle una poda de reducción y para eliminar muchas nuevas ramillas que habían emergido en lugares del todo inadecuados. El resultado de esta poda quedó reflejado en el aspecto del suelo.



    Y finalmente este es el aspecto que presenta el "megaesqueje" tras las operaciones relatadas.





    Hasta aquí la entrada de hoy, como veis la orientación para este árbol es la de un semicascada, pero el frente definitivo está por decidir. Tengo pensado esperar a trabajarle la madera para decantarme definitivamente en función del resultado de esa operación, pero me gustaría ir conociendo vuestra opinión. ¿Con que frente os quedaríais?.

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    Esta aventura llega a su fin, pero el próximo fin de semana promete ser muy interesante. El viejo capitán dará con sus huesos en Avilés, donde le esperan un sinfín de emociones, de tesoros, de amigos y de sidra, de mucha sidra,de toneles de sidra. A los que vayais, allí nos veremos. A los que no, os recompensaré con la crónica de lo que allí se cocine.

    Juan Liñares

sábado, 19 de octubre de 2013

La verdadera historia del "Dromedario"

EL PRIMER ENCUENTRO

    Soplaba fuerte el viento en la cima de aquel monte. Justo al bajar del coche la gorra de uno de mis acompañantes salió volando hasta perderla de vista. Nunca más supimos de ella. Tras abrigarnos adecuadamente y embutirnos el calzado de montaña comenzamos a andar por el camino que nos había llevado hasta aquel recóndito lugar. Apenas una centena de metros más adelante dejé el transitado sendero y me adentré en pleno monte. Decidí dirigirme hacia la derecha, pues el margen izquierdo bajaba hasta el valle y a mí me interesaba prospectar primero la cumbre. No tuve que esperar mucho hasta encontrar la maravilla de la que os voy a hablar hoy. Tal vez fuese este el encuentro más prematuro de cuantos he tenido hasta ahora, tanto fue así que incluso a alguno de mis compañeros no le había dado tiempo ni de poner un pie sobre la vegetación rastrera que cubría el paisaje. ¡ No podía dar crédito !, comencé a dar saltos de alegría y a llamar por mis compañeros:

    - ¡ Aquí, venid aquí, mirad lo que he encontrado !

    Y vinieron. Al ver aquel retorcido pino, con varios quiebros en el tronco que modificaban su dirección, Choumi lo tuvo claro: a partir de ese momento siempre le hemos llamado el "Dromedario". La razón eran las varias jorobas que tiene, aunque pensandolo bien tal vez le hubiese ido mejor el nombre de "Camello", ya que los dromedarios auténticos tienen tan sólo una joroba.

    Las primeras fotos que tengo del árbol no son de ese día, sinó de meses más tarde, cuando regresamos a buscarlo. Era noviembre del 2.006. Así era como nos lo encontramos.




RECUPERANDO EL VIGOR

    Se debería de hacer siempre pero, cuando llega a tus manos una pieza de una cierta calidad, hay que centrarse en lograr que sobreviva y luego, una vez solventado esto, conseguir que se revigorice. No es cuestión de precipitarse, lo primero es siempre la salud del árbol. El tiempo que ha permanecido este pino en proceso derevitalización ha sido de unos tres años, durante los cuales no se le hizo absolutamente nada si no tenemos en cuenta la eliminación de malas hierbas y de alguna acícula vieja que cambiaba de color. Conservo también una foto de esa época, es del 2.008, concretamente de diciembre de ese año.


    Si os preguntaís el porqué de esos trozos de zarza que se ven en la imagen, la respuesta es clara: para evitar que los gatos se afilaran las uñas en el tronco.

    Ya por esa época comencé a madurar la idea de trasplantar el árbol a una maceta de bonsái. Estaba muy bien de vigor y consideré que ya podía soportar esta operación sin demasiado riesgo. Además así aprovechaba para terminar de quitar la tierra de monte que aún conservaba. Para ello elegí una maceta muy sobredimensionada para la planta y lo hice así por dos motivos: por un lado no quería aún reducir el cepellón y por otro podía seguir manteniendo una raíz gruesa que todavía estaba alimentando al ejemplar de forma importante. Así que en febrero del 2.009 estrenó su primera maceta de cerámica.


    Como podéis observar había una gran cantidad de ramas muertas o recortadas, lo que daba pie a que hubiese material suficiente para crear jines hasta aburrir. Os muestro más en detalle la base.


COMIENZO DE LA FORMACIÓN

    Conforme tuve la precaución de fotografíar al ejemplar incluso antes de llegar a casa, he de confesar que no guardo ninguna fotografía del desarrollo de su primer modelado. No sé como pudo haber pasado, pero la verdad es que cuando me puse a trabajarlo no caí en la cuenta de que no estaba registrando graficamente dicho proceso. Tanto es así que las siguientes imágenes de las que dispongo datan ya de casi tres años más tarde. Estaba casi llegando a su fin el 2.011 y el pino presentaba el aspecto que ahora os muestro. Se le había dado su primer diseño a principios de ese año y ya mostraba un cierto desorden, rafia desgastada, etc.





    Una buena muestra de que el pino goza de vigor es fijarse bien en el aspecto de su follaje.


    En esta época se procedió a eliminar la acícula vieja, desalambrar y sacar la vieja rafia que ya había cumplido su función. El aspecto del árbol después de esto era este que sigue:


    En un principio me pareció adecuado dejar esa rama colgante que prolongaba la copa hacia abajo. Pero en un posterior análisis me comencé a replantear sobre la idoneidad o no de mantenerla.


 Le veía varios defectos que no me terminaban de convencer. Uno de ellos era que tenía un tramo demasiado largo sin vegetación. Además se había clavado bastante el alambre y, tras sacarlo, no era capaz de mantener la posición que tenía en mente. Es cierto que podría volverla a alambrar y esperar a que fijase la posición, pero llegué al convencimiento de que podría eliminarse sin grave perjuicio para su diseño final. Para tener una visión más clara tapé la rama, esperaba que esto me ayudase a decidirme.


    Y lo hizo...



    La verdad es que muchas veces nos frena el sentimiento de pena a la hora de podar. Nos entristece tener que cortar una rama ya medio formada y de un gran peso visual en el conjunto, pero en algo tenemos que demostrar que somos seres racionales. A veces no queda otra que dejarse llevar por la razón.


    Naturalmente, como se suele estilar en los pinos, dejé un largo trozo de rama para transformar en jin.


    Por el lado contrario del tronco la herida se prolongó a modo de pequeño shari.

    
    Y ahora era cuando había que pensar soluciones para volver a ocupar el espacio dejado por la rama eliminada. Quería tirar de la copa más hacia el tronco, para lo que coloqué un tornillo en el mismo.



    Para proteger ramas es muy útil la utilización de pequeños trozos de manguera vieja.


    Para poder ser usados hay que abrirlos longitudinalmente.


    Se coloca sobre la rama en la que queremos colocar el tensor...


...y si no llega con un trozo se colocan dos.


    A continuación se coloca el alambre bien ajustado. Por cierto, en esta imagen que sigue, fijaos como exuda resina el jin recién creado con los restos de la rama que ha sido podada...


    ...se ancla al tornillo...


...y con la ayuda de un gato se comienza a acercar la copa al tronco.


    Poco a poco la copa se va moviendo.


    Y cuando quito el gato la aproximación se hace mucho más evidente.


    Con esta toma del alambre, se puede uno hacer idea de todo lo que se ha llegado a mover la copa.


    Sin embargo el ápice del árbol todavía permanece alejado del tronco.


    Así que tiro otro tensor y lo anclo al jin recién creado.


    Con estas modificaciones las ramas han perdido su colocación, se hace pues necesario volverlas a situar correctamente. Tras esta operación este es el aspecto de la copa.


    Tras la nueva colocación me doy cuenta de que hay otra rama que no me termina de encajar. También es demasiado larga y con la vegetación concentrada en la punta.


    Corto nuevamente dejando otro trozo largo.


    Tras la transformación.


    Y el segundo modelado, a groso modo, queda como os muestro ahora.


    Esta es la raíz de la que os hablaba casi al comienzo de la entrada.


    Le he tratado de trabajar algo la madera muerta, aunque en realidad mis planes para ella sean la de la reducción drástica. Sin embargo, de este modo, y aunque sea de forma provisional, queda más natural.
  

    Pasa otro año y el árbol ha ganado mucha densidad, ha sido bien alimentado y en consecuencia el vigor está fuera de toda duda.


    Algunos de los alambres se comenzaban a clavar.


    En ese momento se desalambró y se volvió a alambrar. Era marzo de este año 2.013.


EL ÚLTIMO TRABAJO HASTA AHORA

    En agosto se volvía a mostrar lozano, la nueva temorada de crecimiento también le había sentado bien.


    Se ha vuelto a desalambrar y en septiembre se le ha sacado la aguja vieja. Este es un árbol que se caracteriza por tener una importante cantidad de jines. Hasta ahora no los había tratado nunca, preferí que el transcurso del tiempo les diese algo de carácter. Ahora había llegado la hora de comenzar a prestarles atención. Comienzo por humedecer todas las zonas de madera.


    Una vez bien mojada la madera suelta mejor la suciedad tras un ligero cepillado. A continuación se le da una mano de líquido de jin para protegerlos. Una vez seco el resultado es más que evidente, destancando como nunca lo habían hecho hasta ahora.

  


    Algunos conocidos me han sugerido la eliminación de algunos jines, pero a mí me gusta el aspecto tan agreste que proporcionan al pino.

    La corteza tiene zonas muy buenas, como estas láminas sobreexpuestas que ahora os muestro.


    Se realiza nuevamente un nuevo modelado del árbol. En este caso trato de lograr una definición mucho más marcada. Estos son algunas de las masas de verde.



    Ahora os muestro una imágen de las jorobas de este árbol, responsables en su día de su "bautismo".


    Por fin termino con las imágenes más actuales de este singular pino. El trabajo se ha terminado este pasado mes de septiembre. Comienzo por mostraros el lado derecho.


    El lateral izquierdo:


    Este es el dorso.


    y finalmente os muestro el frente.


    Hasta aquí la megaentrada de hoy, espero que os haya gustado. soy consciente de que al árbol le falta aún bastante para llegar a su madurez, pero su futuro creo que está encarrilado. Ahora sólo falta esmerar el cultivo y continuar desarrollando el modelado.

    Espero contar con vosotros en la siguiente marea, el trabajo es mucho y se agradecen todas las manos para tirar de las redes del bonsái. Espero que nunca os canséis de estar ahí, del otro lado de la pantalla.

    Juan Liñares