INTRODUCCIÓN
El alcornoque del que os hablaré hoy lleva dos años conmigo. Llegó a casa después de una recolección algo complicada y sin demasiada cantidad de raíces. Me llamaron la atención las sinuosidades que describía el tronco, así como su vieja corteza. Os lo muestro en ese momento, aún sin plantar:
Sin embargo el ejemplar tiene dos defectos que le restan algo de valor. Uno de ellos es su excesiva longitud, de ahí el título de la entrada, y el otro su escasa conicidad. Naturalmente el primero tiene fácil solución, el segundo no tanto.
PRIMERA PLANTACIÓN
Una vez sacado el fleje que protegía las raíces, puede comprobar que había un buen trozo de ellas que apenas tenía dos pelos capilares mal contados. No quería tocar el cepellón porque sabía que la cantidad de raicillas con las que había salido era mínima, pero sin embargo me animé a eliminar este trozo que, bajo mi punto de vista, no tenía ninguna trascendencia en el futuro del árbol.
Bien mirado, ese resto de raíz casi podría haber dado un bonsái independiente. De todos modos no lo aproveché, por si os lo preguntáis. Para los curiosos que se pregunten por la edad del ejemplar, tal vez esta imagen les pueda servir para contar anillos de crecimiento...
No me entretuve demasiado haciendo fotografías en ese momento, mi prioridad era plantar el alcornoque lo más pronto posible.
Tenía en el almacén una maceta de terracota italiana de unos 90 cm. de diámetro que decidí emplear en esta ocasión. Necesitaba que llevase una gran cantidad de sustrato para estabilizar la planta, de otro modo se caía. Al cabo de un rato la plantación había finalizado y el aspecto que presentaba el ejemplar lo muestro en las siguientes fotos:
Como podéis ver hay algunos frentes potenciales mejores que otros, pero la verdad es que de momento eso no importa demasiado. Toca centrarse en el enraizamiento. El sustrato utilizado fue akadama de grano grueso mezclada con un poquito de mantillo procedente de la zona donde vivía el ejemplar. Los que me seguís ya sabéis de mi manía por facilitar el micorrizado de los Quercus aportando algo de tierra de una zona en la que crezcan ejemplares de la misma especie.
Se observa también en las fotografías anteriores, que puse un poco de musgo de fibra larga en los lugares en los que las raíces del alcornoque estaban más cerca de la superficie. La función era clara: mantener la humedad, favorecer el enraizamiento y proteger esas raicillas tan necesarias.
TRASPLANTE
De siempre los mayores problemas que he tenido con alcornoques se me han presentado al trasplantar árboles avanzados en su formación. Parecen tener facilidad para enraizar troncos, aun sin haber dejado ningún follaje ni ramificación, como en este caso, pero que les cuesta mucho más cuando tienen una copa algo voluminosa. La solución que he encontrado para esta situación es defoliar antes de trasplantar. De este modo se puede aprovechar también para ordenar la ramificación con alambre.
En el caso que nos ocupa hoy el ejemplar se portó a las mil maravillas, habiendo brotado por todo el tronco sin control. En marzo hizo ya dos años desde que lo traje y la joven brotación se había dejado crecer libremente para aumentar el vigor de la planta. El aspecto que presentaba era el que podéis ver en la fotografía inferior.
Pese a mis esfuerzos en prevenir que el viento no lo tumbase, fue inútil y hubo un momento en el que me vi obligado a colocar un adobe para que le sirviese de apoyo y evitase que siguiese cayendo.
Como ya comenté anteriormente, el mes pasado decidí trasplantarlo. El tremendo macetón en el que había conseguido que se recuperase ya no me servía, era totalmente inmanejable por una sola persona y el hecho de que careciese de cualquier asa o reborde por el que poder asirlo hacía que, incluso entre dos, se hiciese muy difícil moverlo.
Con este ejemplar en concreto me he llevado una sorpresa muy agradable al desenterrar nuevamente el cepellón. La experiencia que tengo me indica que no suele ser un árbol que desarrolle muchas raíces. En este sentido le pasa un poco como a las encinas, que suelen tener copas que proliferan mucho y raíces algo pobres. Pero en este caso no, en este caso el desarrollo radicular fue increíble teniendo en cuenta la especie. Os muestro el cepellón una vez desenterrado, haciendo la puntualización de que parte de él se recortó y quedó oculto en el interior del sustrato sobrante del fondo de la maceta.
Mi empeño en conseguir una buena micorrización también tuvo éxito y buena prueba de ello son las pequeñas manchas blancas que se pueden ver en la fotografía de detalle inferior.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de las micorrizas se desarrollan entre la pared interior de la maceta y el sustrato, por lo que su presencia en mitad del cepellón es francamente positiva.
En esta ocasión tenía una maceta de grandes dimensiones preparada para albergar al alcornoque.
Pero antes de terminar la plantación me entretuve un rato eliminando algún tocón de raíz que no era necesario. Un ejemplo de ello es este que os muestro en las dos fotos inferiores.
O esta otra raíz que dificultaba una correcta plantación.
Luego ya sí, planté la pieza este era el aspecto que presentaba.
Ahora se ve mejor la densidad de la nueva brotación, os la muestro en un plano más corto.
Claro que no toda ella era aprovechable. Ya os comenté antes que suelo defoliar los alcornoques para trasplantarlos, aunque en esta ocasión preferí esperar puesto que tenía que hacer, primeramente una selección de ramas. Había lugares en los que salían varias del mismo punto y, como es lógico, hay que dejar sólo una.
Una vez eliminadas las ramas que no iban a entrar en el diseño, el volumen de la copa ya se redujo considerablemente.
Y las ramas que conservé no quería aprovecharlas en toda su longitud. Las terminé por acortar, así, al tiempo que favorecía la brotación interior en cada una de ellas, también evitaba una excesiva transpiración por parte de una masa de hojas excesiva. Al finalizar estas tareas, el aspecto final del alcornoque había cambiado y se veía bastante desnudo. Os muestro imágenes de como quedó finalmente. Tanto el frente como el ángulo de plantación pueden sufrir ligeras variaciones en el futuro, en todo caso dependerá de por donde diga que quiere tirar la propia planta, ¡ hay que dejar que se expresen !.
Frente provisional |
Frente provisional |
Lateral derecho |
Dorso |
Lateral izquierdo |
En circunstancias normales estas serían las fotos que darían por finalizado el reportaje de hoy, sin embargo me dí cuenta, después de terminar, de que no os hablé de que el pasado otoño reduje algo la altura del ejemplar. La verdad es que era alto de más, solo el tronco ya medía 1.20 m. de altura, así que cuando la copa estuviese formada se iba a salir de madre. Le corté unos 30 cm., no sin sentir un poco de pena por perder la última curva, pero con esta decisión espero encasillarlo, una vez formado, dentro de las medidas máximas admitidas para un bonsái. Curiosamente guardé el trozo cortado en su día, así que no me costó mucho hacer la foto que finiquita la entrada y que da una clara idea de la reducción de altura.
Ahora a esperar a que el alcornoque vuelva a responder con la fuerza que lo hizo hasta ahora, raíces para ello le sobran. Comento finalmente que no lo he defoliado, contrariamente a mi costumbre, pero es que con todas las ramas que eliminé y la reducción de las que quedaron, el follaje que le quedó era mínimo, como ya habréis notado.
Espero que os hayáis entretenido con la lectura de esta nueva aventura, cuento con vosotros para la semana que viene. ¡ No faltéis !
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"EL MAR"
¡Quién dijo acaso que la mar suspira,
labio de amor hacia las playas, triste?
Dejad que envuelta por la luz campee.
¡Gloria, gloria en la altura, y en la mar, el oro!
¡Ah soberana luz que envuelve, canta
la inmarcesible edad del mar gozante!
Allá, reverberando
sin tiempo, el mar existe,
¡Un corazón de dios sin muerte, late!
¡Quién dijo acaso que la mar suspira,
labio de amor hacia las playas, triste?
Dejad que envuelta por la luz campee.
¡Gloria, gloria en la altura, y en la mar, el oro!
¡Ah soberana luz que envuelve, canta
la inmarcesible edad del mar gozante!
Allá, reverberando
sin tiempo, el mar existe,
¡Un corazón de dios sin muerte, late!
(Vicente Aleixandre)
Juan Liñares - "El Capitán"